Cada 14 de mayo se conmemora en la Argentina el Día del Dirigente Deportivo. El hombre que hipotecó su casa por amor a Vélez
Durante la gestión de Don Pepe, la institución de Liniers no sólo construyó su estadio, sino que se coronó por primera vez campeón en el fútbol argentino.
La fecha, decretada por la AFA en una asamblea en 1972, es para recordar y homenajear a José Amalfitani, una persona que con su sacrificio y honestidad inspiró a sus pares y no solamente en Vélez Sarsfield, el club al que presidió en tres períodos diferentes, sino a todas las entidades deportivas del país. Un año más del fallecimiento de Amalfitani, quien sigue en la memoria de quienes construyen a diario un camino en los clubes de barrio.
Amalfitani tenía 15 años cuando se fundó el club que en la actualidad está afincado en el barrio de Liniers y se hizo socio. Ya comenzaba a sentir ese amor incondicional a la institución a la que le dedicaría su vida. En 1920, con 27 años, llegó a la presidencia del club, y retomó funciones desde 1923 a 1925. Una vez concluido su mandato hizo una pausa y se volcó por necesidad al negocio familiar en el corralón de materiales de su abuelo. Hasta que en 1940, Vélez sufrió su primer y único descenso en la historia. Además de la debacle futbolística, el Fortín estaba sumergido en una crisis económica y a punto de quedarse sin cancha. En medio de la desesperanza, Don Pepe tuvo un gesto altruista que lo marcó para siempre: se hizo cargo de las deudas de la institución con su patrimonio llegando a hipotecar su casa para conseguir los fondos. “Señores, yo no he venido al funeral de Vélez Sarsfield. Qué me importa la Segunda o la Tercera si hemos paseado nuestra divisa triunfal por todo el continente. Mientras haya 10 socios, el club sigue en pie”, expresó en un encendido discurso que lo iba a posicionar como un líder absoluto en la institución. En 1941 fue elegido como presidente y permaneció hasta 1969, siendo reelecto nueve veces.
Una de sus mayores satisfacciones fue haber visto campeón a su Vélez en el Campeonato Nacional de 1968 -el primer título del club en el fútbol profesional-, meses antes de su muerte.
Sobre la calle Álvarez Jonte, en una de las paredes del club donde se encuentran las boleterías, se puede observar un mural con dos frases históricas de Amalfitani: “Cada chico que entra al club es un campeonato ganado” y “el cemento es mudo, pero elocuente”. Esa estampa es el legado que ha dejado uno de los dirigentes más respetados de la historia.