La noticia duele en el ambiente del deporte de la ciudad, se ha ido un “profe” que recorrió su vida con pasión y capacidad para formar a cientos de jugadores y entrenadores de tenis, para dejar esa llama encendida en cada uno de los que fue alumno.
Estuvo a cargo de la escuela de tenis en el Centro Cultural, donde desempeñó un papel fundamental en este proceso por más de 50 años, destacándose por su estilo de enseñanza y su relación cercana con los alumnos.
Bien lo recuerdan los que fueron contemporáneos y vivieron de cerca sus procesos en su vida y el deporte…
“…El básquet te vio brillar, el paddle ganar un sinnúmero de torneos; fuiste arquero de nivel, jugador de campo de tu querido Rojinegro; un profe de tenis de excepción. Tu enorme facilidad para los deportes, tu distintivo don para enseñar con la técnica más depurada a todos tus alumnos que se aburrieron de ganar y a lo que vos no le dabas importancia porque no medías los logros. Te parecían comunes, porque los enseñabas con extraordinaria facilidad. Sobrabas las situaciones. También en la vida diaria, la que te hacía feliz con poco. No porque no tuvieras. Es que no necesitabas nada para trascender…”, escribe Oscar Albano en laverdaddeayacucho.
Nosotros podemos aportar sus mensajes o sus llegadas a la radio con un comentario, algunas varias entrevistas que disfrutaba con pasión.
En los últimos tiempos lo entrevistamos en pasajes que pasaron a ser casi un reconocimiento a su trayectoria, recordamos algunos conceptos de Luis en el programa deportivo: “Queríamos que todos aprendieran, que todos se motivaran y pudieran jugar y divertirse, porque no todos pueden ser campeones”
Hizo escuela, supo que no todo es lo mismo y trabajó para que el producto siempre sea el mejor, por eso se lleva consigo algo que no todos pueden lograr: el reconocimiento y la valoración de colegas y alumnos.
Descanse en paz. Hasta siempre profe!.
